Fragmentos de El Loco de Arturo Borda
VIII
Palabras clave:
Literatura boliviana, Arturo BordaResumen
Era en la ciudad agazapada en la serranía yerma, allá donde el inclemente hielo cala para siempre.
Pasaban los días y llegó Enero lluvioso.
Una tarde, no supe por qué, se habían reunido los universitarios y una centena de plebe inconsciente, en honor de la juventud de otro distrito de la República. Es incuestionable que debió haber sido muy bien intencionada la fiesta, por lo mismo que sus organizadores eran muchachos. No había, pues, por qué dudar. Pero tuve pena, como por toda esa laya de manifestaciones populares, en las que se trasluce fatalmente, tanto en el andar y en los vítores, como en los gestos, la malagana de los unos, la vergüenza o timidez de los otros, dando así un sarcástico realce al esforzado entusiasmo de los menos o sea de los organizadores, cuyo aparente entusiasmo con rictus de congoja, casi de despecho, por el fracaso numérico de la manifestación, que es por lo que se mide su valor, pero, claro, teniendo siempre en cuenta el censo. De tal manera, a medida que avanzaban, sin darme yo cuenta iba entusiasmándome, tanto que como entre sueños tuve ánimo de decirles: